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lunes, 12 de julio de 2010

Preso por "moñú"

Por Narciso Isa Conde

Narciso Isa Conde

Los riesgos son grandes, Si transitas de noche en vehiculo de motor y en zona oscura, y una patrulla policial te ordena que te detengas y no lo haces, corres el riesgo de que te disparen a matar.

Si andas a pie en un barrio pobre y no eres blanquito ni tienes pinta de riquito, corres el riesgo de caer en una de las tantas redadas montadas para apresar cientos de jóvenes y luego cobrarle por su libertad.

Si se te ocurre llevar contigo algún paquete con algo de valor y andas algo desaliñado te detienen bajo acusación de robo.

Si la Policía anda persiguiendo un delincuente y por mano del diablo las señas del mismo (color del vehiculo, estatura, camisa, color de piel y forma de vestir) tiene algún parecido contigo y tus circunstancias, corres el riesgo de que te acribillen a balazos.

Si la unidad policial con que te “topas” es una de esas que se dedica a atracar, te quitan todo lo que llevas y hasta te pueden violar y matar.

Si alguna vez te han hecho una “ficha” en la Policía o en la DNCD, te consideran delincuente para toda la vida, te apresan todas las veces que ellos quieran e incluso, si te encuentran mal parado, te mandan para el otro mundo.

Si cometes cualquier delito menor o mayor, y la patrulla que te persigue es de “vena” criminal, no importa que estés desarmado, te liquidan y dicen que fue un “intercambio” de disparos”

Si eres un “palomito”, tu vida siempre estará en riesgo.

Si eres un delincuente y no pagas peaje, te condenan a muerte.

Si la Policía quiere hacer alarde de lucha contra la delincuencia se “ceba” contra la gente pobre, preferiblemente contra jóvenes de piel negra, mulatos, “mal vestido”: con aretes, despeinados o con peladas “caliente”, o con lo que llaman “porte de tiguerón”.

La única delincuencia existente, no sola para la Policía, sino dentro del esquema de los voceros de la ideología y la cultura dominante, es la que se manifiesta en los barrios marginados y/o viene de ellos.

Ser joven, pobre, negro, mulato, con afro, con trenzas, con “dreads”, con “piercings”, con cadenas, con “bolos”… equivale a ser “blanco de ataque” de la PN y demás autoridades.

Ser haitiano es peor que delinquir. Igual ser homosexual.

Pero existe además un delito muy especial: ser “moñú”.

Le pasó a David, un joven teatrista.

Caminaba por el Parque Independencia y lo detuvo una patrulla.

Le pidió la cédula y él se la enseñó. Luego le preguntó que hacía en la vida y él le mostró un carnet del Instituto Tecnológico de Las Américas (ITLA). Pero de todas maneras se lo llevó al Destacamento de San Carlos, sin decirle por qué.

En el camino David insistió en que le dijeran el motivo de su detención y uno de los policías le dijo que porque tenía la “moña” muy grande. Pensó que era un relajo.

Ya en el cuartel pudo hablar por teléfono con un Ayudante del Fiscal, que a su vez conversó sobre el caso con el oficial de turno y éste le reitero que David estaba preso por “moñú”. El fiscal que lo conocía, sin alarmarse por lo acostumbrado a la discriminación, recomendó su libertad, sin que su opinión se acatara de inmediato.

Así las cosas y así el estado mental de esa entidad policial, simplemente por “moñú o “grenú”, con menos suerte que David, cualquier mortal puede recibir una paliza o una buena dosis de proyectiles en su cuerpo. Pero esta vez, además de la “ayuda” que significó la sugerencia del fiscal, el oficial tenía hambre y sugirió que el preso le diera de comer para entonces “resolver”.

David tenía solo 100 pesos de capital y no le quedó más remedio que entregárselo al oficial. Entonces, solo entonces, fue puesto en libertad.

A David, con to y “monú”, ciertamente le fue muy bien en medio de este “clima cultural” enrarecido. Otros han tenido peor suerte y hasta han perdido la vida por su “greña”.

Pero pese a todo esto, ustedes deben creerle al Mayor General Guillermo Guzmán Fermín, alías “el cirujano”, cuando dice que él nunca ha ordenado disparar a matar.

Tiene razón: el problema no son las órdenes malvadas de él y sus generales, sino que las balas de sus subalternos tienen la cualidad de ser atraídas por los cuerpos de esos muchachos pobre, negros, “greñuces” y “mal vestidos” que deambulan por esos callejones de Dios.

Igual pasa con las trompadas, “chuchazos”, planchas calientes, macanazos y bates de aluminio. No hay manera de evitarlo, auque él y ellos vayan a misa los domingos y se las pasan rezando. Los cuerpos de esos muchachos están imantados.

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