Por: Robert Vargas-"¿Y ahora? ¡Eh!", "¿Y ahora? ¡Eh!".
Otros dicen emocionados:
- "¡Ahora es!", "¡Ahora es!".
Juan Hubieres, el barbudo odiado por los ricos dueños del país, ya tiene en las manos su certificado que lo acredita como Diputado de la República.
Juan Hubieres fue electo diputado por el voto de miles de personas que no creyeron las mentiras divulgadas por los dueños del país en sus medios de comunicación.
Y ahí está, aunque a los dueños del país les duela.
Tendrán que tragarselo, al menos durante los próximos seis años, y ... ¿Quién sabe si vuelven y lo reeligen por otros cuatro años más?
Todo dependerá de la forma en que actúe el barbudo rebelde en el Congreso Nacional.
Si hace lo que ha hecho al frente de su Movimiento Rebelde y junto a sus transportistas, junto a los campesinos de Monte Plata y Bayaguana, junto al movimiento popular, es seguro que resaltará entre todos.
Ahora nadie puede evitar que Hubieres vaya con sus verdades y sus creencias al Congreso Nacional, claro, a menos que la policía lo asesine antes de llegar al 16 de agosto.
Esto no se puede descartar porque una noche la policía asesinó a cuatro miembros de Fenatrano y dijo que eran asaltantes. Después se descubrió que no eran tales y que fueron ejecutados.
Hizo bien Hubieres cuando, al recibir su pergamino que lo acredita como Diputado Electo, se colocó su gorra con la imagen del Che Guevara.
Quienes usan los medios de comunicación para mentir de manera descarada sobre Hubieres, nunca han podido obtener la cantidad de votos que respaldaron al barbudo para ascender las escalinatas del Congreso Nacional.
Ahora inicia una nueva etapa en la vida de este rebelde de Bayaguana.
Con él llegarán cientos de miles de trabajadores, de gentes hambrientas, al Congreso Nacional.
En él están cifradas las esperanzas de muchos que esperan que se convierta en una voz de denuncias para favorecer a la población oprimida.
Sobre su figura delgada y sobre sus barbas y su pelambrera se posarán los ojos de quienes lo odian para pretender estigmatizarlo y pretender desacreditarlo, como siempre lo han hecho.
Pero también sobre él estarán los ojos de miles de desarrapados, de miserables, de campesinos y otros sin fortuna que esperan que este barbudo sea aún más rebelde y se convierta en la espina en la garganta de los dueños del país.

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