Santo Domingo.- El contralmirante Edwin Dominici Rosario, ex jefe de los servicios de inteligencia de la Marina de Guerra, inició la jornada de este día viernes cuatro de diciembre como la estrella de la audiencia en el Primer Juzgado de la Instrucción citando lo que le dijeron varios de los imputados en el caso Paya, y al final del día quedó envuelto en una maraña de imputaciones que lo señalan como un presunto mujeriego, traficante de "algo" dentro de cilindros de gas desde Colombia hacia República Dominicana y supuesto poseedor de propiedades millonarias, includo algún yate.
Dominici, que se definió como "un jefe de inteligencia de verdad", incluso fue señalado por uno de los imputados, José Luis Montás, propietario de la tienda de venta de vehículos "El Duro Motors", le dijo al tribunal que en muchas ocasiones debió ayudarlo a salir a rastras, borracho, de una discoteca de su propiedad en la avenida 27 de Febrero por lo que se extrañó de que "ahora diga que no me conoce".El juicio preliminar a los 27 implicados en el denominado "Caso Paya", que deberá continuar el jueves diez de diciembre a partir de las diez de la mañana con el interrogatorio al coronel de la Policía Sánchez Pérez, puso hoy en claro que varios de los imputados fueron sometidos a torturas, extorsiones y detenciones más allá del tiempo establecido por la Constitución.
Incluso, el Fiscal Adjunto Francisco Polanco fue señalado directamente por uno de los imputados, Andrés Berroa, con algún tipo de implicaciones en la cadena de torturas a las que alega fue sometido metiéndole la cabeza dentro de una funda y golpeándolo en la espalda tras ser atado a un árbol en un monte usando "métodos investigativos" que atribuyó a Dominici.
A lo largo de casi cuatro horas de testimonios de Dominici, quien fue sometido a un intenso interrogatorio por los abogados de la defensa, el oficial de la Marina de Guerra se dedicó a repetir casi con punto y coma el contenido de la acusación de la Fiscalía contra los ex miembros de la Marina de Guerra acusados de integrar una banda de despiadados asesinos que supuestamente ejecutó fríamente a siete colombianos y provocó heridas graves a un nicaraguense, la madrugada del cuatro de agosto de 2008 en un monte de Paya, Baní, Provincia Peravia en el sur de la República Domninicana.
Dominici narró hechos y situaciones de las que dijo haber tenido informes "voluntariamente" de los imputados.
En al menos dos ocasiones tanto el tribunal como la Fiscalía evitaron que Dominici fuera conducido hacia el terreno espinoso en el que los letrados pretendían ponerlo entre la espada y la pared para procurar que el testigo diera cuentas allí mismo del origen de una supuesta fortuna multimillonaria, de propiedades costosísimas, entre las que estarían bienes raíces y al menos un yate.
Durante la mayor parte de su exposición, Dominici fue asistido por personas de civil que se infiltraron entre los periodistas, los policías y los imputados y que, desde el fondo, le hacían señas de cuándo debería responder una pregunta, cuando debería callar y hasta cuándo bajar el tono de voz.
La mayoría de los abogados no se percataron de lo que ocurría, mientras Dominici, hábil y desafiante, jugaba a dilatar sus respuestas, responder las preguntas que se le antojaba y dar respuestas distintas de las cuestionantes que le hacían como forma de agotar el tiempo de 15 minutos que el tribunal le concedió a cada abogado para que lo interrogaran.
Tras su exposición como testigo a cargo, el magistrado Román Hiciano Berroa, admitió que varios de los testigos declararan otorgando a cada uno cinco minutos.
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