A Yiyo

Por: Ramón Cabrera (Jose) / Diputado PLD, Santo Domingo Este RD.

Cabrera en caminata, Yiyo en Seguridad

Confieso haber interrumpido varias veces esto que escribo.

Me tomé mucho tiempo en tan pocas líneas, pero de profundo sentimiento.
Nunca había escrito para alguien que muriera, ni siquiera cuando murió Benjamín Páez, mi amigo.
Todavía no lo entiendo. Es difícil de entender que alguien que esta contigo, feliz después de terminar una actividad política exitosa, lleno de salud, fuerte, con energía que contagiaba; te despides de él, y media hora más tarde, vuelves a ver ese mismo cuerpo, indefenso, inerte, sin vida.
¡Eso es difícil!Por mis funciones de diputado, y las que ejerzo como dirigente político, paso mas horas fuera de mi hogar que en él.
Por eso, con Yiyo compartía mas horas que con mis hijos, esposa y madre.
Ferviente militante peledeista, solidario, sincero, no conocía la hipocresía, era muy directo para decir las cosas; buen amigo, pero no tenia contemplación de los amigos, cuando se trataba de cumplir las reglas que le trazaba sobre cualquier trabajo, entonces se comportaba como un “guardia”, pero de los de antes. Él era mi chofer, asistente, amigo. Sin límites de horas para acompañarme.
Sabia de mi debilidad con la puntualidad, por eso nunca me hizo esperarle, llegaba antes que yo.
Mucho respeto entre nosotros, siempre me trato de usted, igual yo.
Es una perdida irreparable. Al morir,lo siento como uno de mi familia;
Murió Yiyo, se fue, sin avisar, repentinamente, pero no morirás en mi, hasta que a mi también me sorprenda la muerte, o la vejez me haga perder la memoria. Descansa en Paz Yiyo.