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sábado, 23 de octubre de 2010

¿Hay guerrillas urbanas en República Dominicana?

Esta película hay que contarmela muy bien, porque yo soy lento para entender algunos libretos

Por Robert Vargas

Santo Domingo Este RD.- El asesinato de un agente de policía esta semana por "un balazo de fusil" durante una protesta popular en el norteño municipio de Navarrete, previo a otro asesinato de un joven universitario a quien otra bala de fusil le destrozó la cabeza, en Licey al Medio, hace que nos preguntemos si en República Dominicana operan guerrillas urbanas.

¿Es eso lo que ocurre?

¿Es por eso que la policía envía a los lugares de protestas a sus fuerzas de elite entrenadas en operaciones de contrainsurgencia urbana?

¿Es por eso que en la represión a los huelguistas utiliza francotiradores capaces de cazar a distancia a dirigentes seleccionados?

Esta semana, tras el sepelio del policía asesinado en Navarrete, el Jefe de policial, José Antonio Polanco Gómez, sugirió que detrás de las protestas existen grupos o sectores que tienen propósitos secretos que procuran desestabilizar el orden.

Si entre los huelguistas de todo el país, o de algunas zonas o regiones en particular, actúan grupos operativos que emplean "fusiles" para enfrentar a las fuerzas policiales, tendríamos que admitir que estos individuos poseen un considerable "poder de fuego" y organización, nunca antes visto en la República Dominicana, ni siquiera después de finalizar la Guerra Patria de Abril de 1965, cuando las armas proliferaban en manos de ex combatientes constitucionalistas.

El asesinato del policía, que dejó ocho huérfanos y una mujer embarazada, ¿Es el fruto de las operaciones "insurgentes" de esos grupos?

Si es así, los dominicanos estamos asistiendo a los primeros episodios de una "guerra de guerrillas" que podría saldarse con un río de sangre.

Ahora bien, ¿Si la muerte del agente no fuera el fruto de la acción de grupos insurgentes o "terroristas" (esta es la palabra de moda), sino de una acción de provocación de parte de sectores interesados en agregar gasolina al fuego para justificar acciones violentas posteriores?

Es en extremo sintomático que dos semanas después del asesinato del joven estudiante de Licey al Medio, la Policía no haya podido determinar cuál de sus agentes fue el que le voló la tapa de los sesos.

Sin embargo, minutos después del asesinato del agente de Navarrete, la policía anunció al país que "tenemos identificados" a quienes lo mataron y juraron perseguirlos y casi hasta vengarlos.

Se cuidaron, eso sí, de no mencionar por sus nombres a los sospechosos.

Simplemente les "solicitaron" que se entreguen.

Esa actuación podría deberse a varias razones:

a) Ciertamente conocen que el asesino es parte de los grupos populares y ya , efectivamente, lo tienen identificado.

b) No tengan ni la más remota idea de quién fue que disparó y, en consecuencia, esten lanzando el "gancho" para ver si alguien cae.

c) O, sencillamente, que el autor del disparo no fuera un integrante de ninguna "guerrilla", ni de los grupos populares, sino de un agente policial al que pudo habersele escapado un disparo o que, simplemente, actuara como agente provocador, colocándose en el bando contrario momentáneamente para ejecutar su "misión".

Todo es posible. Sin embargo, a nosotros y al país en su conjunto hay que explicarle bien claro, con lujo de detalles, qué fue lo que ocurrió en Navarrete y en Licey al Medio.

No nos tragamos fácilmente eso de que "fue el Falpo que lo mató". Quizás sí, quizás no. Pero eso hay que demostrarlo.

En la República Dominicana ya nos estamos acostumbrando a una brutal manipulación mediática de los hechos para hacer creerle a la gente lo que no es. Decirle al público lo que no ocurrió para que no se entere de lo que, efectivamente, ha ocurrido.

Como cuando la Policía ejecutó a los "secuestradores" del joven de Nagua y el entonces Jefe policial, Rafael Guillermo Guzmán Fermín, mintió descaradamente al país al decir que estos cayeron en "un enfrentamiento".

Varias fotos mostraron después a uno de los "secrestradores" vivo, amarrado y dentro de un vehículo policial. Guzmán Fermín los mandó a matar y luego dijo que murieron "en un intercambio de disparos". Ese jefe policial demostró que es un criminal, un asesino de primera.

Yo dudo. Dudo de todo. Demasiadas manipulaciones.

Vamos a tratar de explicar mejor los tres puntos señalados arriba, iniciando con el (A):

Si la Policía ya tiene identificados a los sospechosos de asesinar al agente de policía en Navarrete, ¿Porqué no le dice al país sus nombres? ¿Porqué no lo dice directa y abiertamente para que el sospechoso se entregue a las autoridades y los fiscales puedan acusarles ante la justicia para que pague por el crimen cometido previo juicio oral, público y contradictorio?

No puede creer la policía que, porque ella diga que fueron los huelguistas quienes lo mataron, hay que creer en sus palabras ciento por ciento.

"Los tenemos identificados han dicho". Realmente, ¿Eso es cierto? Quizás sí, quizás no.

Recuerdo que una vez, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo explotó una bomba que mató a cuatro estudiantes universitarios de quienes se ha dicho que la fabricaban para utilizarla durante una huelga.

"Fuentes policiales" le dijeron a los periodistas que cierto dirigente revolucionario tenía el cuerpo quemado a consecuencia de esa explosión.

Si tenía el cuerpo "quemado" era porque estaba en el lugar de la explosión.

Rápidamente se corrió la versión de que "fulano está quemado".

Ese dirigente revolucionario, en su momento uno de los principales líderes del entonces poderoso Colectivo de Organizaciones Populares, se vio precisado a convocar a los periodistas en una rueda de prensa y, delante de todos y delante de sus cámaras, se desnundó para que todos lo vieran, "con sus propios ojos", por delante y por detrás y se dieran cuenta de una vez y por todas que no tenía ni un rasguño.

Allí mismo quedó desmontado el engaño. Pudo hacerlo porque su nombre lo mencionaron y, en consecuencia, pudo demostrar la falsedad de la versión que buscaba, simplemente, estigmatizarlo para luego asesinarlo en las calles en "un intercambio de disparos", aunque después se viera que el cadáver no estaba "quemado".

Si las autoridades identifican al o los sopechosos, estos podrían actuar en consecuencia y defenderse.

Sin embargo, no identificarlos, deja abierta las puertas a la segunda opción, la (B):

No los identifican porque, ciertamente, no saben quienes son los asesinos. Y, al decirlo así, "los tenemos identificados", están dejando las puertas abiertas para ingresar hacia un escenario de asesinaos selectivos de líderes comunitarios.

En cada caso dirán que "fulano estaba implicado en el asesinato del policía". Y, como los muertos no hablan, colorín colorado...

Esa ha sido una práctica recurrente de parte de la Policía puesta en práctica con entusiasmo por su sección política, anteriormente llamada Servicio Secreto. También por otros órganos investigativos.

Cuántos jóvenes serán asesinados bajo el alegato de que "están implicados" en el asesinato del Policía de Navarrete? Difícil de responder esta pregunta.

Ahora veamos la tercera opción, la (C).

¿Y si el autor del disparo no fue un "terrorista", un "guerrillero" o "un miembro del Falpo"? ¿Y si quien disparó fue un agente de policía al que se le escapó una bala "de fusil"? o ¿a acción directa y planificada de un provocador para justificar persecuciones y asesinatos selectivos posteriores?

Vamos por parte, como Jack, El Destripador.

Una vez, cuando yo dirigía el servicio de noticias de la hoy muy débil Power 103, de la que fui uno de sus fundadores, recibí temprano en la mañana el reporte de un corresponsal en Barahona, creo que fue de Teudy Ariel Sánchez, uno de los mnejore corresponsales del país, la versión de que un policía murió y varios más resultaron heridos durante "un tiroteo" con los huelguistas del Colectivo de Organizaciones Populares.

-"Eso es feo, muy feo. Ahora vendrá una cacería", me dije a mi mismo.

Siempre que matan a un policía en el cumplimiento de su deber, la gente clama por venganza. No por justicia. Los camaradas del abatido, también. Es natural.

Ese día había una huelga que afectaba toda la región sur de República Dominicana.

Tomé con mi chófer rumbo a Barahona. En poco tiempo estaba allí, justo en el lugar donde se produjo el "tiroteo".

En la capital la policía gritaba por venganza con el conocido "ya tenemos identificados" a los asesinos.

Sin embargo, con mis dudas a cuestas, llegó al sitio.

Ocurre que, ciertamente, se producían enfrentamientos de esos comunes entre manifestantes populares y policías.

En el sector donde se produjo el "tiroteo", las casas estaban construidas de asbesto. Los manifestantes estaban en un extremo de la cuadra y los policías en el otro extremo.

Algunos policías se protegía detrás de una de esas casas, al doblar la esquina. Precisamente, entre quienes estaban al doblar la esquina se encontraban el policía que murió y los que resultaron heridos. Incluso, resultó herido un minusválido que estaba dentro de su casa, acostado. Una bala atravesó dos paredes de asbesto y se le metió en la única pierna que tenía buena.

Una simple observación de las posibles trayectorias de las balas que mataron al policía y provocaron heridas a los demás dejaba en claro que el origen no pudo estar en el lado de los manifestantes.

Para que eso pudiera ocurrir, habría sido necesario que todas los proyectíles atravesaran todas las casas de la cuadra hasta alcanzar sus objetivos. Eso es imposible.

La otra posibilidad sería que, como en los muñequitos, las balas salieran de las armas de los manifestantes, llegaran a la esquina y doblaran a la derecha patar y herir a los policías y que, al menos una de esas balas, hiciera otro giro hacia la izquierda para herir el minusválido.

En la ocasión, publiqué un reporte, con gráficos incluidos, en el semanario Primicias.

La demás prensa y la Policía decían una cosa. Los hechos mostraban otra. Los hechos mostraron que a un policía se le escapó una ráfaga. Así de simple. Por el caso, nadie fue imputado ante los tribunales.

Ahora bien, si no fue que se le escapó un disparo de fusil a ningún policía (Diariolibre.com mostró fotos de policías disparando con fusiles, en forma horizontal, hacia los manifestantes), y no fue ningún "terrorista", entonces pudo tratarse de un provocador.

Un provocador es aquel tipo que se infiltra en un movimiento de protesta y provoca heridas, muertes o daños tan severos que hacen brotar la ira de la pobación, para que esta aplauda y reclame acciones violentas y radicales (asesinatos), contra los miembros de la comunidad.

Los provocadores fueron usados masivamente en la época de la guerra fría. La Policía secreta de todos los países los han utilizado siempre.

¿Es posible que un provocador fuera plantado en el lado de los manifestantes de Navarrete para disparar certeramente contra un agente de policía, matarlo y luego escapar llevándose su fusil?

Si esto fue así, entonces la intención sería desarticular las protestas crecientes y abrir el camino a la represión sanguinaria.

No basta con que la Policía o alguien más diga que fueron "terroristas" o los del "Falpo", quienes mataron al agente de policía.

En los dos casos, en el de Navarrete y en el de Licey al Medio, hay que documentarlos muy bien.

La cuestión no es tan simple como parece.

Al menos, yo no la veo tan simple.-

Esta película hay que contarmela muy bien, porque yo soy lento para entender algunos libretos.

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